domingo, 12 de agosto de 2012

Banco Central de la República Argentina


El Banco Central de la República Argentina (BCRA) es el organismo rector del sistema financiero de la Argentina, encargado de la política monetaria del país. Según expresa su carta orgánica, es una entidad independiente y autárquica del Gobierno Nacional. Fue creado en 1935, bajo el gobierno de Agustín Pedro Justo, mediante las leyes 12.155 a 12.160, promulgadas el 28 de mayo. Ese mismo día dejó de existir la antigua Caja de Conversión, vigente desde 1890.

El banco entró en operaciones el 6 de junio de ese año. Fue nacionalizado el 25 de marzo de 1946 por un decreto firmado por el presidente de facto Edelmiro Farrell.


Historia del Banco Central Argentino


La crisis mundial

La crisis mundial iniciada en 1929 afectó todas las economías, incluso la Argentina. Originó un período de grandes perturbaciones y dificultades en el comercio y las finanzas internacionales. Se produjo un colapso financiero que causó la clausura de los bancos más importantes de Europa. El pánico repercutió sobre todos los banqueros del mundo, que trataron de ponerse a salvo con el menor riesgo.

Se abandonó el patrón oro y se aplicó gradualmente un control de cambios. Esta situación afectó al mismo Banco de Inglaterra, que desde 1694 monopoliza la emisión de papel moneda. Lo copiaron sucesivamente los Bancos de España, de Francia y de media Europa. Los bancos argentinos no fueron ajenos a las dificultades de ese momento.


La Caja de Conversión

En 1890, por Ley 2.742 se crea en Argentina la Caja de Conversión.
Antes de su creación, los bancos provinciales emitían su propia moneda. A partir de esa ley se creó una moneda única de curso legal, cuya emisión quedó exclusivamente a cargo del Estado, siendo suprimidas las emisiones provinciales de moneda.
Esta Caja se convirtió en un depósito de metal precioso durante el gobierno de Manuel Quintana, aliado a los grupos británicos que tenían las puertas abiertas para hacer grandes negocios en el país.

El Banco de la Nación

Surgió de la fusión del Banco Nacional y del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en 1891, por Ley 2.841. Trabajó febrilmente hasta la creación del Banco Central, para defender la moneda del flagelo de las especulaciones y llevar su pujanza, como ya habían hecho los bancos citados antes que él, a todo el territorio argentino.

Creación

Fue creado en el año 1935, durante la llamada «década infame» siendo presidente el Gral. Agustín Pedro Justo, quien participó en la caída del gobierno nacionalista de Hipólito Yrigoyen.

El gobierno de Justo se caracterizó por un apoyo incondicional a la oligarquía latifundista, ligada a los intereses británicos en Argentina. Disolvió la Caja de Conversión, y redujo a un plano secundario las funciones del Banco de la Nación Argentina, una de cuyas atribuciones era conceder créditos a los pequeños productores agrícolas.

El proyecto de Sir Otto Niemeyer


Sir Otto Niemeyer, director del Banco de Inglaterra, fue el autor del proyecto del Banco Central. Este Banco quedó en manos de técnicos que respondían a su presidente el inglés J.J. Powell, que se desplazó especialmente con tal objeto desde Inglaterra, para que se hiciera todo bajo su control.
“...como aconsejó sir Otto Niemeyer cuando lo contrataron, en la “Década Infame”, para crear el Banco. Era inglés e hizo el banco para los ingleses... (Arturo Jauretche)

La nacionalización

El 24 de febrero de 1946, bajo el mandato de la presidencia de facto de Edelmiro Farrell, se realizaron las elecciones en que se eligió presidente a Juan Domingo Perón. Perón no asumiría el poder hasta el 4 de junio. Sin embargo, sus decisiones se comenzaron a aplicar mediante decretos firmados por el presidente de facto, Farrell. El 25 de marzo de 1946, Farrell sanciona la Ley 12.962, por la cual se nacionalizó el Banco Central y todo el sistema bancario argentino. Esta Ley transformó fundamentalmente la organización y la política bancaria del país.

Los planes económicos del gobierno que asumió en 1946 necesitaban contar con las herramientas que permitieran poner en manos del Estado los elementos idóneos para poder cumplirlos.

Necesitaba que los industriales tuvieran fondos a su disposición para facilitar el desarrollo de las actividades económicas de interés nacional. Para satisfacer las necesidades del comercio externo e interno era necesario organizar un mecanismo de crédito que permitiera al gobierno contar con medios de financiación que no estuvieran supeditados a intereses de bancos particulares ni a empresas extrajeras.

Debía poner al Banco de la Nación Argentina en condiciones de hacer operaciones de gran volumen, de operaciones que, con los recursos limitados que tenía y sin el apoyo de todo el régimen bancario, no podía hacer. Esta reforma tenía ese propósito: contar con un sistema bancario que se adaptara y respondiera a las necesidades y exigencias de la economía mundial de la posguerra.

Debía concretar medidas de gobierno tendientes a reactivar la economía, industrializar el país, aprovechar las grandes riquezas nacionales y lograr la absorción por capitales argentinos de las empresas de servicios públicos que se encontraban en poder de capitales extranjeros.

Las facultades que necesitaba el gobierno, le fueron concedidas por esta nueva Ley, al Banco Central. Por ella se dispuso la nacionalización de los depósitos bancarios que en lo sucesivo, fueron recibidos por el Banco Central, por cuenta de la Nación. Los bancos no podían disponer libremente de los depósitos que recibían y para ello, necesitaban la autorización del Banco Central.

Éste dirigía los depósitos sin depender de la voluntad de los bancos. Se dio a los depósitos bancarios la garantía total de la Nación, medida que produjo la transferencia de todos los depósitos en sus distintos tipos al Banco Central, por cuenta del cual se recibirían en el futuro los fondos.

“…La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de éste”. (Juan D. Perón)

Se consiguió así una herramienta de indudable valor para manejar el crédito adecuada a la política seguida por el Gobierno, coordinar los esfuerzos de la política económica, hacia un plan de fomento y desarrollo. La nacionalización del Banco Central puso en manos del Gobierno nacional, y por lo tanto, bajo su completa responsabilidad la emisión de la moneda, la regulación del crédito y la fijación de la política de cambios, para lograr un mayor desarrollo económico, manteniendo la ocupación industrial.

La República argentina, adhirió así a la tendencia moderna, según la cual la actividad bancaria ejerce una influencia determinante sobre el desarrollo económico del país, y en consecuencia debe estar totalmente en manos del Estado.

Por Decreto Nro. 8503 de 1946, se declaró como «patrimonio nacional» el capital del Banco.

Para complementar las funciones del Banco Central, se crearon los siguientes organismos:

  • Por Ley 15.350, del año 1946, se creó el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio.(IAPI)
  • Instituto mixto de Inversiones Mobiliarias, que organizó diversas disposiciones para reglamentar el mercado bursátil.
  • Consejo Económico y Social que fue absorbiendo parte de las funciones que tenía el Banco Central nacionalizado.
  • Se incorporó la ya existente Caja Nacional de Ahorro Postal, como dependencia del Banco.

El Banco Central después de 1955

El 16 de septiembre de 1955 un golpe militar derrocó el gobierno de Juan D. Perón, instaurando un gobierno de facto.

La dictadura militar adoptó, entre otras, las siguientes medidas:

  1. El ingreso al Fondo Monetario Internacional.
  2. La derogación de la Constitución de 1949, cuyo artículo 40 declaraba la “propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación” sobre todos los recursos naturales y fuentes de energía, la propiedad originaria de los servicios públicos y su prohibición de enajenación o concesión para su explotación.
  3. La derogación de la Ley 12.962 que nacionalizó el Banco Central, los depósitos bancarios, y todo el sistema bancario argentino.

Estas medidas, incluso la derogación de la Constitución entonces vigente, fueron instrumentadas mediante decretos.





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